Razas antiguas de caballos en la Península Ibérica


Aunque menos conocidas que las razas de perros, también existen multitud de razas de caballos en el mundo, alrededor de 300. A lo largo de la historia, el número de razas ha ido creciendo gracias a la selección de los criadores.



Se estima que el caballo, Equus ferus, fue domesticado hace unos 6.000 años en las estepas euroasiáticas, aunque algunos estudios apuntan a una domesticación multifocal independiente, siendo la Península Ibérica uno de esos posibles focos de domesticación. El primer uso que se le dio al caballo fue para consumo cárnico, teniendo que transcurrir aún varios siglos antes de su uso en tiro y monta.


Algunas de las razas ibéricas parecen haberse aislado de estas tendencias de selección, manteniéndose muy similares a las razas antiguas. Durante el último periodo glaciar, los caballos se extinguieron en gran parte del continente europeo, subsistiendo al sur de los Pirineos.

Además del caballo doméstico, existió en la Península, hasta bien entrada la Edad Media otro équido: el cebro (de la que deriva “cebra”). Aún se discute la clasificación de este animal. Se trataba de un équido salvaje, de pelaje gris que podría presentar rayas en las patas. La raza sorraia comparte algunos rasgos con éste, por lo que algunas teorías los relacionan.



Volviendo al caballo, durante la Edad del Hierro se encuentran ya evidencias claras de su uso en tiro y monta. Es muy probable el comercio con individuos de las islas británicas. También se identifican genes africanos en la raza andaluza, probablemente por el intercambio durante la hegemonía cartaginesa.

La abundancia y la fama de los caballos hispanos ya la señaló Plinio: “[…] fértil en cereales, aceite, vino, caballos y metales de todas las clases.” Plinio (nat. 37,203).

Las razas de caballos ibéricos clasificadas por algunos autores como “celtas”, por otros como jacas, son de porte bajo (entre 1,2 y 1,4m), con características primitivas. Tienen cascos duros, patas cortas y pelaje espeso, adaptados a terrenos montañosos. Abundan los tonos negros, pardos y bayos. Se les denomina “ambladores” porque eran más aptos para el paso y el tiro de carros que para el galope. Entre estas razas encontramos: Asturcón, Caballo Gallego o Callaecos, Losina (Burgos), Potokka (País Vasco), Jaca Navarra, Mallorquina y Menorquina. Algunas fuentes antiguas citan también a los tieldones como una versión de mayor porte que los asturcones y caballos gallegos.

La raza propiamente dicha de caballos hispanos, de mayor talla, parece proceder de Asia o del norte de África, probablemente en varias fases de introducción y cruce. Estas razas serían por tanto menos antiguas que los caballos celtas, aunque ya existirían en época romana. Son animales más veloces y esbeltos, aptos para la carrera, la guerra y la caza. Esta raza parecía ocupar de forma homogénea el centro, sur y este de la Península.

Los caballos lusitanos eran famosos por su velocidad. Se decía que nacían de yeguas fecundadas por el viento Céfiro. El propio Homero describe a los caballos de Aquiles, Janto y Balio, como hijos del Céfiro, traídos del oeste. Si esto fuera cierto, los caballos lusitanos se exportarían desde, al menos, el siglo XII a.C.

Entre las razas del sur y oeste peninsular destacan el sorraia, el marismeño, el lusitano y el garrano (teniendo este último características de jaca). El sorraia, una raza portuguesa que estuvo al borde de la extinción, es el más arcaico de todos, probablemente cruzado con cebro y del que parecen proceder tanto el lusitano como el hispano, cruzados como se ha comentado con caballos asiáticos y norteafricanos.

Tabla: elaboración propia.


El caballo es un elemento fundamental en la novela “Tarvos, de Tartessos a la Galia. En un entorno principesco en la segunda Edad del Hierro, tanto en Tartessos como la Galia los caballos serían un elemento de prestigio. Desde el primer capítulo, nuestro protagonista demuestra un interés desaforado en estos animales. Tendremos por tanto diversas razas arcaicas de caballos: sorraia y marismeño en Tartessos, pottoka en tierras vasconas, camargués en Massalia…

¿Tenéis ahora más ganas de conocer a Janto y a Balio?




Fuentes:

The genetic structure of Spanish Celtic horse breeds inferred from microsatellite data. J Cañon, M.L. Checa, C. Carleos, J. L. Vega-Pla, M. Vallejo, S. Dunner.

Iberian Origins of New World Horse Breeds. CRISTINA LUÍS, CRISTIANE BASTOS-SILVEIRA, E. GUS COTHRAN, AND MARIA DO MAR OOM

Microsatellites in Portuguese autochthonous horse breeds: usefulness for parentage testing. C. Luís, E.Gus Cothran and M.M. Oom

El caballo en la antigua Iberia. Fernando Quesada Sanz, Mar Zamora Merchán. 2003.

Widespread Origins of Domestic Horse Lineages. Carles Vilà, Jennifer A. Leonard, Anders Götherström, Stefan Marklund, Kaj Sandberg, Kerstin Lidén, Robert K. Wayne, Hans Ellegren.

LOS CABALLOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA Y DEL NORTE/NOROESTE DE ÁFRICA: CRÍA, CRUCE Y EXPORTACIÓN EN LA ÉPOCA PRERROMANA Y EN LA DEL DOMINIO POR ROMA. MARÍA PAZ GARCÍA-GELABERT PÉREZ


ARQUEOZOOLOGÍA DEL CABALLO EN LA ANTIGUA IBERIA. CORINA LIESAU VON LETTOW-VORBECK

A lost Sorraia maternal lineage found in the Lusitano horse breed. C. Luís, C. Bastos-Silveira, J. Costa-Ferreira, E.G. Cothran & M.M. Oom.

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