Si aún no tienes en tus manos la nueva ficción histórica, Tarvos de Tartessos a la Galia... ¡Permíteme que te enumere unas razones para hacerte con la novela!
Todos adoramos Roma, sus intrigas y sus batallas. Pero es que llevas diez novelas seguidas sobre el Imperio y ya ves germanos emboscados en cada vuelta del bosque.
Parece que, en literatura, pasamos de pintar cuevas a construir puentes sobre el Danubio: con Tarvos conocerás la época mítica en la que se sustenta nuestra civilización.
Y no están presos en una mazmorra, recluidos en la última aldea gala ni asfixiados por el cristianismo. En Tarvos, los druidas son príncipes y reyes. Ellos deciden, con sus sacrificios y rituales, si invadir Etruria o Germania.
Adéntrate en los bosques galos y aprende con los druidas en su academia.
¿Harto de hombres con un número imposible de abdominales? ¿De protagonistas cuyo mayor defecto es la candidez, y que estás deseando que les pase alguna desgracia de tan repelentes? Habis tiene sus más y sus menos. Lo veremos evolucionar (no siempre para bien) a lo largo de la novela.
Las grandes olvidadas de la novela histórica, relegadas a consortes o madres. En Tarvos conocerás a una reina que lidera batallas, una druidesa que ensombrece a todos sus compañeros, una guerrera que se enfrenta sola a varios hombres y una muchacha que logra escapar de un pasado truculento.
Desde los lujos del palacio real a las minas de la sierra. Un Tartessos basado más en la arqueología que en leyendas fantásticas, para adentrarse en los orígenes de nuestra civilización.
El periplo de Habis es tan largo que las posibilidades son altas. Por casualidad ¿no serás de Andalucía? ¿Extremeño, abulense? O quizá vives más al norte: en los Pirineos, Cantabria, en los campos castellanos de cereal…
¿Alguna vez has imaginado cómo eran tu tierra y sus gentes en la Antigüedad? Descúbrelo en Tarvos.
¿Te has quedado con ganas de más? Non preocupare, tenemos precuela a la vista. La historia del rey galo Ambicatus y su búsqueda de la lanza de Lugus ya está escrita. Solo queda pulirla, y pronto la tendréis en vuestra biblioteca.
El próximo domingo 24 de abril a las 17:00 estaré firmando la novela "Tarvos, de Tartessos a a Galia" en la Feria del Libro de Ávila con Librería Letras, y estoy tan emocionada que os quiero contar algo sobre mi amada tierra de acogida y sus antiguos pobladores. Los vetones (o vettones) fueron un pueblo prerromano del centro-oeste peninsular. Son famosos por sus verracos y sus impresionantes castros, pero este pueblo esconde muchos más datos curiosos. En mi novela “Tarvos, de Tartessos a la Galia” podréis visitar el castro de Ulaca y vivir emocionantes aventuras e historias junto a los vetones. Pero mientras te haces con el libro… Ven, ven, que te cuento: Los famosos toros y cerdos de piedra parecen localizarse en zonas de buenos pastos y agua, por lo que podrían funcionar como marcadores territoriales, protectores del ganado, etc. También se las asocia, en ocasiones, con enterramientos. Estas estatuas nos hablan del carácter ganadero de los vetones, donde predominó el ganado
Ídolos de Peña Lostroso (Las Rozas de Valdearroyo). Foto de Elisa Rivero Bañuelos. Los que me sigáis en redes sociales sabréis que últimamente publico muchas fotos de ídolos y aún no he explicado lo que son. Así que manos a la obra. En el campo de los petroglifos, se denominan ídolos a grabados en la piedra que representan a un humano, normalmente un guerrero, de forma muy esquemática. Suelen ser de gran porte, algunos casi a escala natural. Estos ídolos pueden venir solos o acompañados, como la pareja de la Serna o los veintidós de Peña Lostroso. Ídolo geminado o doble de La Serna (Valderredible). Foto de Elisa Rivero. Más allá de su perfil difuso, pueden portar un puñal y/o trazos más o menos geométricos que se interpretan como vestimenta. Detalle del puñal del ídolo grande de Lostroso (Las Rozas de Valdearroyo). Foto de Elisa Rivero Detalle del puñal del ídolo de Ruanales (Valderredible). Foto de Elisa Rivero. Su datación es compleja debido a la falta de contexto estratigráfico, y h
Me voy a permitir exponer un debate que lleva un tiempo abierto y que, durante mi investigación para mi novela histórica "Tarvos, de Tartessos a la Galia" , Mario Díaz revisó de forma muy exhaustiva. Como ya comenté en el artículo sobre el castro del Raso (Candeleda, Ávila), algunos estudiosos apuntan a que el antropónimo Ebureinius, que encontramos en una de las aras a Vaélico (santuario de Postoloboso), nos habla de los inmigrantes centroeuropeos que trajeron el celtismo a estas tierras. Más en concreto, de la tribu belgae de los Eburones (que sin embargo César identifica como germanos y no como celta). Según esta teoría, estos celtas huirían de su hogar por presiones desde el este cruzando los Pirineos y diluyéndose con la población indígena. Traerían el hierro, el ritual de incineración, y puede que su idioma celta y sus dioses (según la teoría Hallstatt). Ara votiva de Ebureinius. Réplica del Museo Arqueológico de El Raso (Candeleda) También se especula sobre si la ciud
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