La piratería en el mundo antiguo


En la novela “Ambicatus, el primer rey de la Galia” nos embarcaremos en el Furia de Nethuns, el barco del navegante etrusco Aruns: “Aruns el tirreno era un hombre que no pasaba desapercibido. Tez rojiza de una vida a la intemperie, cabello canoso y salvaje, como la mar embravecida. Su fama hablaba por él: tan pronto llenaba la panza de su barco de ánforas bajo el mando de algún rico comerciante de Atenas, como izaba la bandera negra y acosaba las rutas entre las Islas de la Plata”.

Pero, ¿cómo era la piratería en el mundo antiguo?

Cuando pensamos en piratas solemos volar al Caribe, a la Edad de Oro de la piratería. Pero antes de las famosas películas y su Johnny Depp, (casi) todos conocimos a los piratas fenicios de Astérix y Obélix. Y es que la piratería es tan vieja como la navegación.



De hecho la palabra piratería viene del griego antiguo “πειράομαι”, o “peiráomai”, y significa “intento”, aunque previamente se los llamaba “leistes” o bandoleros. La referencia más antigua proviene de una tablilla egipcia de la época de Akenatón (1350 a. C.), que representa el ataque de un barco por unos piratas. Los famosos y desconocidos “pueblos del mar” practicaron también la piratería, sumiendo al mundo antiguo en la Edad Oscura.


En el entorno del Mediterráneo, en especial por las islas griegas, el rico comercio marítimo, en inicio de cabotaje y con rutas fijas, supuso una golosina para los pescadores que complementaban sus escasas ganancias con un negocio más lucrativo: “El pirata era el ladrón de los caminos del mar, y los caminos del Mediterráneo estaban bien definidos y transitados”*.

Así, muchas de las futuras grandes ciudades pusieron tierra de por medio, manteniendo a su vez un puerto asociado potente, como Ostia para Roma o El Pireo para Atenas. Otras ciudades costeras optaron por construir murallas ciclópeas, como Gadir o Tiro.



Algunos pueblos famosos por la piratería fueron: fenicios, cretenses, cilicios, ilirios, delios, dólopes, etolios, corsos, sardos, los Lukka y los Shirdana. De hecho, los cretenses fueron los primeros en desarrollar una flota específica para combatir la piratería. Después, Alejandro Magno dedicó grandes esfuerzos a limpiar el mar, pero la piratería repuntó tras su muerte.


Los fenicios fueron los navegantes por excelencia durante las etapas más antiguas. Fueron los primeros en lanzarse a la navegación de altura, grandes constructores de barcos y comerciantes sin igual. Las velas púrpuras del codiciado múrex anunciaban la llegada de bien comerciantes, bien piratas.


Los piratas ilirios desarrollaron el lembus, un tipo de barco rápido específico para la piratería. Su acción en el Mediterráneo, en especial bajo la tutela de su reina Teuta en el siglo III a.C., fue terrible, hasta su derrota por parte de Roma.

La piratería fue también importante en Etruria. Según la mitología griega, Dioniso contrató a un barco tirreno para que lo llevara a Naxos, pero sus tripulantes lo secuestraron para venderlo como esclavo. Entonces, Dioniso los enloqueció y convirtió en delfines. La piratería etrusca pudo estar apoyada por la liga de sus ciudades con el ánimo de imponer su talasocracia sobre la de sus vecinos griegos.

Uno de los botines más preciados fueron las personas, vendidos por buenas sumas en los mercados de esclavos. Lo vemos en la Odisea:

Desembarcamos valientemente en lugar hostil,
Y saqueamos la ciudad, y destruimos la raza,
Sus mujeres hicimos cautivas, sus posesiones compartimos,
Y todo soldado encontró una recompensa similar.


No solo Odiseo ejerció la piratería: también Menelao y Aquiles. Parece que, en aquella época, esta práctica no era considerada un deshonor, sino una forma más de los grandes soldados para ganarse la vida.

Pero los piratas no siempre trabajaban a su libre albedrío. Muchos fueron los pueblos que los contrataron, como si de mercenarios se tratara, para atacar a sus competidores. Esta práctica se conoce como Corso. Algunos gobiernos que otorgaron patentes de corso fueron los egipcios, los ilirios y los samios. El propio tirano de Samos Polícrates lanzó en numerosas ocasiones su imparable flota contra los griegos continentales para hacer esclavos.

Hubo también mujeres piratas en la Antigüedad, como Laskarina Bubulina, de la isla griega de Spekos, o Arina de Skopelos, que enterró un formidable tesoro.



Contadme, ¿habéis leído ya “Ambicatus”? ¿Qué os parece Aruns?
Si aún no lo tenéis, podéis adquirirlo vía Amazon (click aquí).

Fuentes:
*Semple, Ellen Churchill. “Pirate Coasts of the Mediterranean Sea". Geographical Review 2.2 (August 1916): 135.
Vallar, Cindy. "Ancient Piracy." Pirates and Privateers: the History of Maritime Piracy. 2009)
Frers, Ernesto. “Más allá del legado pirata”. 2008, Ediciones Robinbook, Barcelona.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Los ídolos estilo Monte Hijedo

5 Datos curiosos sobre los vetones

Eburos ¿Tejo, jabalí o marfil?