Heracles, el origen del héroe - Mitología

A tenor del relato “Doce” de mi nuevo libro “Historias de bronce y mar”, cuyo tráiler publiqué el lunes, quiero hablaros de Heracles o Hércules.

Pero no me voy a centrar en los trabajos en sí (podéis leerlos en Wikipedia o en el propio libro), sino en sus posibles significados. Estamos acostumbrados a un Heracles noble y bondadoso, en gran parte por culpa de Disney. Pero, ¿quién fue y qué representaba este héroe?



Recordemos primero algunos datos. Heracles, en la mitología griega, es hijo de Zeus y Alcmena, bisnieto de Perseo; gemelo de Ificles. Al nacer recibió el nombre de Alceo, siendo Heracles el nombre otorgado por la Pitia para designar su servidumbre a la diosa Hera. Demostró una gran fuerza desde su más tierna infancia, matando a las dos serpientes enviadas por la celosa Hera. Rebelde y testarudo, mató a su maestro y fue juzgado y absuelto. Más tarde, en un ataque de locura causado por Hera, Heracles mató a su mujer Megara y a sus propios hijos. El Oráculo de Delfos lo sentenció a cumplir los trabajos impuestos por Euristeo, el usurpador de su trono. Son estos trabajos, por tanto, una penitencia por los delitos cometidos.



Los trabajos de Hércules y su figura en general ofrecen interpretaciones diversas:


La mayor parte de los trabajos consisten en matar o domar a bestias salvajes. Estas bestias simbolizan el caos del mundo primigenio, caos que la civilización debe limar. Heracles es el brazo ejecutor de su padre Zeus, limpiando los últimos coletazos del orden titánico.

Puede que esta característica de Heracles sea una herencia del “Señor de las Fieras” cretense, que aparece como dominador y cazador.


En el análisis que realicé de Gerión ya hablaba sobre la alteridad, la justificación del robo y asesinato de un rey extranjero escudándose en su primitivismo. El mismo principio podría aplicarse al robo del cinturón de Hipólita, reina de las amazonas. Aunque existen varias versiones, normalmente se muestra a una Hipólita dócil, dominada por el gallardo héroe, quizá un intento por acabar con el supuesto matriarcado de las amazonas. También durante la caza del jabalí de Erimanto mata Heracles a los centauros. Así, la figura de Heracles justificaría la extensión de la civilización griega por regiones remotas y primitivas.


Los trabajos se pueden entender también como un ejemplo de la cultura del esfuerzo y la superación personal tan característico del mundo griego arcaico. Heracles representa la dualidad mortal y divina, con sus luces y sus sombras. Esta cultura del esfuerzo y de la persecución de la fama se consolida en los juegos atléticos o agónes, que aún podemos ver en los Juegos Olímpicos.



Heracles es un héroe de origen incierto. Algunos autores identifican influencias eolias, aqueas, dorias y orientales, o incluso fenicias y cretenses. Es por tanto representativo del diverso origen de la cultura helénica, si bien la teoría más aceptada lo considera anterior a la época micénica.

Su origen podría ser el de un siervo divino o asistente varón de la diosa madre Hera (como en efecto indica su nombre), como algunas representaciones minoicas y cretenses. Las posteriores influencias aqueas, dorias, etc. (en esencia indoeuropeas) irían modificando el mito para enfrentar a Heracles y Hera, denostando a la vieja diosa en favor del nuevo dios patriarcal Zeus. Así, el Heracles que nos ha llegado es el esquema-tipo indoeuropeo de luchador furioso que se transforma, a través de varias pruebas, en el héroe. Pasados los siglos, se convertiría casi en un dios.


En su historia podemos identificar también el mito indoeuropeo de los mellizos divinos con Ificles, siendo un hermano de origen divino (padre Zeus) y el otro no (Anfitrión). Comparten con este mitema la madre diosa de la fertilidad, el carácter de salvadores, de navegación marítima, los juramentos y los nombres similares (Heracles-Ificles), si bien no cumplen todas las características de los mellizos propuestas por Donald Ward.



Este héroe se puede encontrar en otras mitologías, bien adoptado o bien sincretizando creencias anteriores convergentes o de origen común. En Etruria bajo el nombre de Hercle, hijo de los dioses mayores Tinia y Uni. En Roma como Hércules. Como ya hemos visto, su carácter domador podría descender del “Señor de las fieras” cretense. Los fenicios lo sincretizaron con el dios viajero Melkart, los egipcios con Jonsu, los mesopotámicos con Ninurta…



En mi nuevo libro “Historias de bronce y mar” podréis conocer cómo habría sido el mundo sin los trabajos de Heracles. Un “what if” de cómo habría sido el mundo sin los trabajos de Heracles. Distopía en tono de humor satírico teñido de fuerza femenina, diversidad y un toque de locura.


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Fuentes:

López Saco, J. 1997. “LOS ORÍGENES DE HERACLES Y SU DESARROLLO CULTURAL”, en FORTVNATAE 9, 59-79.

Sánchez Jiménez, F. “Esfuerzo y superación: Los doce trabajos de Heracles y la perspectiva heroica de la vida en la Grecia arcaica”.


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