Auspicia - Historia antigua
Los pueblos indoeuropeos como los celtas, a través de sus druidas, realizaban auspicios. Varios son los autores clásicos que recogen las capacidades adivinatorias de los druidas. Otros pueblos como griegos y romanos realizaban también auspicios. Una de las modalidades más antiguas es la basada en la observación de las aves, en latín: signa ex avibus.
El auspicio (del latín:"Avis", ave + "spicio", ver) fue una práctica muy extendida entre los pueblos indoeuropeos. Sabemos que los celtas lo practicaban, pero las nociones más precisas que conservamos son las del pueblo romano. Los augures disponían de un catálogo de aves y de diferentes métodos para obtener auspicios.
Alites: observación del vuelo de las aves: de dónde surgían, su dirección y altura. Se observaban especies como buitres, águilas, halcones… Normalmente se consideraba de buen agüero que las aves aparecieran por la izquierda, y funesto si aparecían por la derecha. Se considera buen agüero cuando el vuelo era elevado (praepetes).En Roma también se observaba el comportamiento de los pollos sagrados. Si comían la torta con voracidad, era considerado de buen agüero
"He aquí lo que hemos aprendido sobre la entrada de los galos en Italia. Mientras Tarquinio Prisco era rey de Roma, el poder supremo entre los celtas, que formaban una tercera parte de toda la Galia, estaba en manos de los biturigos; de entre ellos solía nombrarse el rey de toda la raza celta. Ambigato era el rey en ese momento, un hombre eminente por su valor personal y su riqueza tanto como por sus dominios. Durante su gobierno, las cosechas fueron tan abundantes y la población creció tan rápidamente en la Galia que el gobierno de un número tan vasto parecía casi imposible. Era ya un hombre anciano, y ansioso por aliviar su reino de la carga del exceso de población. Con este objeto manifestó su intención de enviar a los hijos de su hermana, Beloveso y Segoveso, ambos hombres jóvenes, a asentarse en cualquier lugar que los dioses les asignasen mediante augurios. Fueron a invitar a tantos como quisieran acompañarlos, suficientes para impedir que cualquier nación rechazase su llegada. Una vez tomados los auspicios, el bosque Hercinio le tocó a Segoveso; a Beloveso los dioses concedieron el más dulce camino a Italia. Invitó a la población excedente de seis tribus: los biturigos, los avernos, los senones, los eduos, los ambarros, los carnutos y los aulercios":
"La toga púrpura de Tarquinio saliendo del templo de Júpiter acalló el jaleo. Alzó un bastón curvo y los murmullos restantes se apagaron. A su lado se situaron dos hombres: uno joven y otro anciano.
—Son Atto Navio y Sergio —señaló Boudo.
El mismo patricio que me había interrogado instantes atrás nos pidió silencio.Tarquinio dio por iniciada la ceremonia, apuntando con su bastón hacia el horizonte y haciendo unos extraños movimientos, como si dividiera la ciudad en cuatro partes.—Dextera, sinistra, antica, postica —dijo—. Padre Júpiter, si es voluntad del cielo que esta cosecha, que ya grana en nuestros campos, sea propicia para Roma, signifícanoslo por signos seguros dentro de esos límites que he trazado.El silencio más absoluto engulló el atardecer. Todos alzaron la vista. Entonces, la silueta de un halcón se recortó alta contra el cielo rosado, a la izquierda de Tarquinio. Voló hacia la derecha.—Las señales son claras: el auspicio es favorable —resolvió el rey—. Lo dioses nos han bendecido con una próspera cosecha".
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