El lenguaje de las piedras (Relatos cortos)

I. Ven, escucha, entiende Me has citado al anochecer y yo, ingenua, te pregunto por qué. Es por la luna, dices con una sonrisa, y como por ensalmo su rostro anaranjado asoma tras la colina. Cruzamos la linde del bosque y la duda me consume como los hongos que doran las hojas bajo nuestros pies. Avanzamos en la penumbra hacia ninguna parte, en un bosque antiguo, de esos que gimen y arrullan incluso cuando no hay viento. ¿Cómo piensas encontrarlos?, suelto al fin, enmarañado el pantalón en una zarza. Solo hay que escuchar, respondes encogiéndote de hombros. Escéptica, aguzo el oído. Al cabo, el silencio lúgubre se convierte en una algarabía de ruidos que, poco a poco, logro identificar: el murmullo del río abajo en el valle, las pisadas ágiles del corzo entre los helechos, la brisa agitando las copas de los robles y el canto tórtolo de las ranas en su noche nupcial. Pero detrás de todos ellos resuena un zumbido, como una letanía profunda, lejana. ¡Vamos!, apremias, y volamos por el bosqu...