Gerión, significados del rey "tartesio" - Mitología

Una vez más quiero hablaros del rey “tartésico” Gerión. Hoy no vamos a entrar en la leyenda propiamente dicha ni en su genealogía, que podéis leer en este post, sino que ahondaremos en sus posibles significados. También veremos que aparece en mi nuevo libro “Historias de bronce y mar”

Su cronología es difusa, teniendo en cuenta que se trata de un personaje mitológico. Según Jerónimo de Estridón, Heracles terminó sus trabajos en el 1246 a.C., por lo que Gerión sería contemporáneo. Buscando el origen del mito (que veremos más abajo), el mito de Gerión podría buscarse en los primeros contactos con los navegantes fenicios, datados en el siglo XI a.C. por la arqueología. Por otro lado, la tradición clásica ubica al fundación de Gádir en el 1.104 a.C., ochenta años después de la Guerra de Troya, y Gerión sería anterior según los textos de Estrabón.

Su carácter de deidad infernal o atribución de características monstruosas lo explican algunos autores a través de su asimilación a Hades. El lago Ligustino (estuario del Guadalquivir que por entonces llegaría hasta Sevilla) sería el lugar de descarga de los minerales extraídos de muchas de las minas de la Bética: mena de cobre, oro, plata, pero también del azufre que suele acompañarlos. Además, su lejanía tan remota, confín cargado de criaturas y leyendas, resultó en un escenario perfecto para que los antiguos griegos situaran la mítica laguna Estigia, es decir, el paso entre el mundo de los vivos y el reino de los muertos, del dios Hades. Un lugar de confluencia de ríos (como los brazos del Guadalquivir) convertido en ciénaga.

Así, en los trabajos de Heracles, Gerión se presenta como un monstruo con tres cuerpos o tres cabezas, de fuerza desorbitada, dueño del perro bicéfalo Ortro (hermano de Cerbero). En esta mitología es hijo de Calírroe (hija de Medusa) y Crisaor, hermano por tanto de Equidna, lo que fortalece su carácter monstruoso.

Según Maluquer, el duelo entre Gerión y Heracles sería una alegoría del choque inicial entre el pueblo (pre) tartesio y los primeros navegantes fenicios que arribaron a sus costas. Esto se explica a través de la sincretización que sufrió el héroe fenicio Melkart en la figura griega de Heracles, posterior Hércules romano. De ello hablaremos largo y tendido otro día.

Gerión se presenta en el mito del robo de los bueyes por Heracles como un personaje primitivo. Si bien el nivel de desarrollo de los pueblos mediterráneos (griegos, fenicios, egipcios…) se ha considerado siempre superior, debemos tener en cuenta que Tartessos (o la tartessos pre-colonial, llamados a veces ligures) llevaba siglos inmersa y quizá liderando el Bronce de la Fachada Atlántica. Este mito es, a buen seguro, otro de tantos casos de alteridad (el otro como enemigo) de los que se valieron los griegos (y después los romanos y otros) para justificar sus guerras y colonizaciones.

Todos estos monstruos que colmaban Occidente funcionaron también como disuasión (posiblemente inducida por los fenicios) para evitar la competencia comercial. Así, Heracles limpió el camino para que los mercaderes griegos explotaran las ricas costas ibéricas.

En “Historias de bronce y mar” he querido darle la vuelta a la tortilla. O, más bien, mostrar una versión quizá más acorde con la realidad ibérica.

En el relato “Historia de bronce y mar”, Gerión es un rey bravo, rico y hospitalario que quiere casar a su hija Eritea. Pero durante el banquete que precede a los juegos, unos navegantes fenicios arriban a la isla de Saltés (Huelva) y sacrifican a sus bueyes para consultar el oráculo de los dioses. ¿Qué hará el bueno de Gerión ante esta afrenta?

En el relato corto “Doce” imagino un mundo sin los doce trabajos de Heracles, desde un punto de vista satírico y actual. Así, Tartessos es ahora el país del vacuno por excelencia, donde abundan los perros policéfalos descendientes de Ortro que ganan todos los concursos de canes.

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